AÑO INTERNACIONAL DE LA LUZ
2015 ha sido declarado por la ONU el Año Internacional de la Luz y de las tecnologías basadas en ella. Coinciden el próximo año varios aniversarios en torno a esta temática: el del pionero árabe de la óptica Ibn Al-Haytham (1015), el de la naturaleza ondulatoria de la luz propuesta por el francés Augustine-Jean Fresnel (1815), la teoría electromagnética del escocés James Clerk Maxwell (1865), el efecto fotoeléctrico de Albert Einstein (1905) y el desarrollo tecnológico de la fibra óptica por el chino Charles Kuen Kao (1965).
Con esta iniciativa, la ONU pretende "destacar ante los ciudadanos del mundo la importancia de la luz y de las tecnologías ópticas en sus vidas, para su futuro y el desarrollo de la sociedad", según reza la declaración oficial.
Las tecnologías de la luz, prosigue la ONU, "promueven el desarrollo sostenible y proporcionan soluciones a los retos globales en energía, educación, agricultura y salud". La organización mundial subraya el papel de la luz en la ciencia del siglo XXI:
"Ha revolucionado la medicina, abierto las comunicaciones internacionales a través de internet, y continúa siendo central para vincular los aspectos culturales, económicos y políticos de la sociedad global".
Pero ninguna luz brillará en 2015 como la del Gran Colisionador de Hadrones (LHC) del Laboratorio Europeo de Física de Partículas (CERN) , en Ginebra. La máquina que descubrió el ya famoso bosón de Higgs terminó en febrero de 2013 su primera ronda de colisiones y sirvió para conceder uno de los premios Nobel más rápidos de la historia de la ciencia a los físicos que habían teorizado la existencia de la llamada partícula Dios, la que otorgó la propiedad de la masa a todas las demás.
Esto ocurrió con el acelerador de partículas funcionando solo a mitad de potencia, 7 teraelectronvoltios (TeV). Según anunció el CERN , en días pasados los ingenieros terminaron de refrigerar el LHC con helio líquido a -269,15 grados centígrados con vistas a que, a comienzos de año, la máquina comience a bombear protones para provocar colisiones a una energía de casi el doble, 13 TeV.

A esa escala los científicos dejan atrás el llamado Modelo Estándar de la física para internarse en territorio desconocido en el que analizarán incógnitas como la materia oscura, o por qué en el universo predomina la materia sobre la antimateria, o incluso si vivimos en un universo de 10 o de 11 dimensiones.
Pese a todo lo anterior, hay noticias que no podemos predecir y que seguro nos maravillarán aún más que las previsibles.
Entre ellas, sin duda nos asombrará el hallazgo de alguna nueva bestia que habitó en nuestro planeta hace millones de años, de la que aún no sabemos absolutamente nada y que habrá estado agurdando durante siglos incontables a que alguien la desentierre en 2015.

Y precisamente el próximo será un año propicio para los dinosaurios, si la cuarta entrega de la franquicia Parque Jurásico, a estrenarse en junio, logra reavivar la dinomanía que suscitó el comienzo de la saga 22 años atrás.
De momento, son muchos los expertos que ya han acusado aJurassic World de perpetuar una imagen de los dinosaurios que hoy se considera obsoleta al no incorporar rasgos de sobra conocidos, como la presencia de plumas en estos animales. Y por supuesto, una vez más los ejemplares de la ficción estarán sobredimensionados, como el mosasaurio que salta del agua para engullir un tiburón y cuyo tamaño en la película duplica al del animal real.
Pero todo esto es anecdótico si la película presta un empujón al interés por la ciencia, que siempre recompensa con creces a todo el que se acerca a ella.

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